Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Stuttgart, 27 de agosto de 1770 – Berlín, 14 de noviembre de 1831), filósofo alemán nacido en Stuttgart, Wurtemberg, recibió su formación en el Tübinger Stift (seminario de la Iglesia Protestante en Wurtemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin. Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando esta cayó en manos del terror jacobino. Se le considera el último de los grandes metafísicos. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831.
Pensamiento
Las obras de Hegel tienen fama de difíciles por la amplitud de los
temas que pretenden abarcar. Hegel introdujo un sistema para entender la
historia de la filosofía y el mundo mismo, llamado a menudo “dialéctica”:
una progresión en la que cada movimiento sucesivo surge como solución
de las contradicciones inherentes al movimiento anterior. Por ejemplo,
la Revolución francesa constituye para Hegel la introducción de la
verdadera libertad a las sociedades occidentales por vez primera en la historia.
Sin embargo, precisamente por su novedad absoluta, es también
absolutamente radical: por una parte, el aumento abrupto de violencia
que hizo falta para realizar la revolución no puede dejar de ser lo que
es, y por otra parte, ya ha consumido a su oponente. La revolución, por
consiguiente, ya no tiene hacia dónde volverse más que a su propio
resultado: la libertad conquistada con tantas penurias es consumida por
un brutal Reinado del Terror.
La historia, no obstante, progresa aprendiendo de sus propios errores:
sólo después de esta experiencia, y precisamente por ella, puede
postularse la existencia de un Estado constitucional de ciudadanos
libres, que consagra tanto el poder organizador benévolo (supuestamente)
del gobierno racional y los ideales revolucionarios de la libertad y la igualdad. "En el pensamiento es donde reside la libertad".
En las explicaciones contemporáneas del hegelianismo —para las clases
preuniversitarias, por ejemplo— la dialéctica de Hegel a menudo aparece
fragmentada, por comodidad, en tres momentos llamados “tesis” (en
nuestro ejemplo, la revolución), “antítesis” (el terror subsiguiente) y
“síntesis” (el estado constitucional de ciudadanos libres). Sin embargo,
Hegel no empleó personalmente esta clasificación en absoluto; fue
creada anteriormente por Fichte
en su explicación más o menos análoga de la relación entre el individuo
y el mundo. Los estudiosos serios de Hegel no reconocen, en general, la
validez de esta clasificación, aunque probablemente tenga algún valor pedagógico
El historicismo creció significativamente durante la filosofía de Hegel. De la misma manera que otros exponentes del historicismo, Hegel consideraba que el estudio de la historia era el método adecuado para abordar el estudio de la ciencia de la sociedad,
ya que revelaría algunas tendencias del desarrollo histórico. En su
filosofía, la historia no sólo ofrece la clave para la comprensión de la
sociedad y de los cambios sociales, sino que es tomada en cuenta como
tribunal de justicia del mundo.
La filosofía de Hegel afirmaba que todo lo que es real es también
racional y que todo lo que es racional es real. El fin de la historia
era, para Hegel, la parusía del espíritu y el desarrollo histórico podía
equipararse al desarrollo de un organismo, los componentes trabajan
afectando al resto y tienen funciones definidas. Hegel dice que es una
norma divina, que en todo se halla la voluntad de Dios, que es conducir al hombre a la libertad; por ello es panteísta.
Justifica así la desgracia histórica: toda la sangre y el dolor, la
pobreza y las guerras son "el precio" necesario a pagar para lograr la
libertad de la humanidad.
Hegel se valió de este sistema para explicar toda la historia de la filosofía, de la ciencia, del arte, de la política y de la religión,
pero muchos críticos modernos señalan que Hegel a menudo parece pasar
por alto las realidades de la historia a fin de hacerlas encajar en su
molde dialéctico. Karl Popper, crítico de Hegel en La sociedad abierta y sus enemigos, opina que el sistema de Hegel constituye una justificación tenuemente disfrazada del gobierno de Federico Guillermo III
y de la idea hegeliana de que el objetivo ulterior de la historia es
llegar a un Estado que se aproxima al de la Prusia del decenio de 1831.
Esta visión de Hegel como apólogo del poder estatal y precursor del totalitarismo del siglo XX fue criticada minuciosamente por Herbert Marcuse en Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social,
arguyendo que Hegel no fue apólogo de ningún Estado ni forma de
autoridad sencillamente porque éstos existieran; para Hegel, el Estado
debe ser siempre racional. Arthur Schopenhauer despreció a Hegel por su historicismo y tachó su obra de pseudofilosofía.
La filosofía de la historia de Hegel está también marcada por los
conceptos de las "astucias de la razón" y la "burla de la historia"; la
historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como
individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la
historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente
contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque
finalmente la historia se reordena y, en un bucle fantástico, retrocede
sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en
mecanismo de cifrado, crea también ella misma, sin quererlo, realidades y
símbolos ocultos al mundo y accesibles sólo a los cognoscentes, es
decir, a aquellos que quieren conocer.
LA TESIS OBJETIVISTA
Para Hegel lo importante no es el individuo mismo ya que este es antecedido por la sociedad. por ello para Hegel sera la misma sociedad colectiva la que regule al individuo por ello propone un modelo basado en lo siguiente:
el espiritu subjetivo...el individuo
el espíritu objetivo.....la sociedad
el espíritu absoluto....el estado
por ello el individuo esta ligado a la sociedad y la sociedad misma esta bajo el poder del estado.